martes, 7 de junio de 2011

¡A-probada!



Querido lector:

Ya lo decía yo. La pedagogía o, como bien digo, el arte de impartir conocimiento, siempre le sigue los pasos al talento de formar mejores personas, generosas sobretodo, en un mundo tan individualista...

"Todo en pos de hacernos un bien" diría nuestro influyente profesor de Matemáticas cuando nos reprendía severamente -él lo llamaba "aliento" o "sugerencia"- frente a nuestra evidente dificultad para resolver una ecuación.

¡Ah! ¡Qué tiempos aquellos! Hoy con nostalgia nos remontamos allá y quisiéramos, los más tuezudos, volver a ese lugar con una sonrisa radiante y un título profesional sin que, por primera vez en la vida, nos suden las manos frente al educador que proclamaba que nunca llegaríamos demasiado lejos con una actitud tan poco simpatizante con su clase...

Ahora, deteniéndonos en otras clases, como la tan recordada clase de Matemática, reconozco que no aprendí mucho de cálculos, estadísticas ni raíces cuadradas, pero aprendí lo que no se ve, lo que no se espera, lo que no se vende y de lo que, por ende, no se compra...

Aprendí del matemático de mi colegio, un profesor con el poder de calificarme y, merecidamente, llenar el libro de clases con notas rojas a mi haber. Eso sí, el mismo matemático se encargó de arraigar cierto conocimiento que no estaba impreso en su clase. Material educativo y sin trasfondo numérico, para ser sincera.

Me inculcó lo que la universidad ha perdido y lo que en la sociedad no se halla porque nisiquiera se busca ¿alguien lo ha perdido? muchos, pero sin eso viven...

Honestidad. No tenía idea de Matemáticas, pero dejé una prueba escrita en blanco cuando me di cuenta que él y yo sabíamos que no aprendí demasiado de fracciones...

Justicia. No tenía idea de Números, pero si alguien me ayudó a llegar al azul, le devolví la mano en la siguiente evaluación... de Lenguaje.

Amabilidad. No tenía idea de Cálculos, pero si podía calcular el frío del ambiente en invierno, seguro que podía comprar un té para mí y ofrecer otro, ocasionalmente, a aquel profesor o compañero que madrugaba para enseñarme con suma paciencia a sacar el porcentaje de...

Pureza. No tenía idea de la famosa Raíz Cuadrada, pero mi conciencia, haciendo lo honesto, lo justo y lo amable logró la Integridad de la que él hablaba todo el tiempo, cuando muchos entregaban guías de ejercicios idénticas a las del compañero y yo me limitaba a alzar los hombros... para ser enseñada en esa materia X nuevamente.

Y sí, aprendí algo de Mate, pero lo esencial lo aprendí fuera de las guías, y fuera de las guías salí a la vida, con un 4.0 en Mate y un 7.0 en memorizar lo que otros han olvidado, perdido y desvalorado...

Ya lo dijo otro más grande que yo: "Lo que aprendisteis y recibisteis y oístes y visteis en mí, esto haced".


Un Abrazo.

Fabii



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